El 15 de marzo de 2009, el prestigioso periódico español El País hizo alusión a uno de los candidatos a la silla presidencial de El Salvador.

De forma magistral, El País retrató al aspirante de ARENA, Rodrigo Ávila, con el pasado que le acompañaba, cuando fue director de la Policía Nacional Civil (PNC), y el título de su reportaje fue: : “El ex policía devoto que fracasó en seguridad”.

Ayer, el ahora diputado quiso lucir “sus logros” al frente de la corporación policial, logros que solo él ve y sus compañeros de la bancada arenera, como “Tita” Batres (quien también en redes sociales hizo alarde de conocer sobre seguridad).

Todo lo expuesto por Ávila fue para justificar el porqué recibió sobresueldos -aunque él prefiere llamarle estipendios-, dinero aparte de su salario de ley. Sin embargo, los números fatídicos de extorsiones, fallecidos, entre otros delitos, en su periodo como director de la PNC contradicen sus palabras. Y ante la insistencia de los diputados de la comisión especial que investiga sobresueldos, prefirió la prepotencia y la falta de respeto a legisladores jóvenes.

“Ese oficio, el de ex jefe de la Policía Nacional Civil, es el mayor mérito y el mayor demérito de Rodrigo Ávila…Y es su mayor demérito porque si en algo ha fracasado su partido y él mismo -durante un periodo largo fue director de la policía-, es en las políticas de seguridad. El Salvador sigue siendo el país de América Latina con un promedio más alto de homicidios”, retrató el periódico español. https://elpais.com/diario/2009/03/16/internacional/1237158003_850215.html

También el ahora prófugo Mauricio Funes arremetió contra Ávila, cuando el asilado nicaragüense dijo en 2017: “Avila ya se olvidó de los videos que dan fe de los ‘bacanales’ que se celebraban en los penales cuando fue Viceministro de Seguridad”.

El 3 de diciembre de 2020, el mismo Ávila reconoció que los planes “Mano Dura y Súper Mano Dura” fueron planes “mediáticos”. El comandó el plan Súper Mano Dura.

Al final, el diputado arenero aceptó que recibió miles de dólares adicionales a su salario, y para defenderse expresó que también fiscales y otros funcionarios recibían. “Lo usé para la seguridad mía y de mi familia”, remató. La duda válida es: ¿por qué necesitaba otro tipo de seguridad si él era el responsable de la seguridad de los salvadoreños?