Una de las medidas que el Gobierno tomó para el combate frontal contra la delincuencia fue destruir toda la simbología de los grupos criminales que por décadas atormentaron a la población y la mantuvieron en zozobra.

La destrucción de los símbolos corrió a cargo de los mismos privados de libertad del plan Cero Ocio y la Dirección de Centros Penales.

“Enviamos prisioneros a destruir las lápidas con símbolos de pandillas”, indicó el gobernante al respecto. La simbología en casas y pasajes de distintas colonias también fue eliminada.

Los símbolos, con los que antes se sentían orgullosos, ahora los están intentando ocultar ellos mismos ya que decenas de los criminales arrestados han intentando borrar sus tatuajes; sin embargo, siempre han sido arrestados.

Durante la medida más de 64 mil pandilleros han sido encarcelados, lo que ha traído un ambiente de tranquilidad al país.