Leonor Selva no pudo ganar un escaño en la Asamblea Legislativa. Su candidatura fue derribada por los salvadoreños quienes no le dieron su voto el 28 de febrero pasado. Su partido político, Nuestro Tiempo, apenas y logró una diputación, la de Johnny Wright Sol, hijo de Juan Wright y nieto de Billy Sol Bang.

Selva se vendió como candidata con independencia, sin compromiso con nadie. Incluso participaba como analista en programas de televisión. Pero a solo dos meses de sufrir su fracaso político, salieron a luz sus verdaderos principios e intereses. La Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), que comanda Javier Simán, la contrató como directora ejecutiva.

Los aplausos de miembros de la gremial, así como de la otra institución afín a los intereses empresariales, FUSADES, no se hicieron esperar. Incluso, de los medios de comunicación escrita tradicionales que forman parte del frente común que está en contra del gobierno de Nayib Bukele, quien goza de más del 90 % de respaldo de la población.

El mandatario también reaccionó en su cuenta de Twitter. “Al final, resultó que los ‘candidatos independientes’ de los ‘partidos independientes’ por los que nadie votó, terminaron trabajando para la ANEP y FUSADES”, expresó Bukele.

“Que feo ha de ser que luego de dar tantos discursos, promesas al pueblo y golpes de pecho, terminar trabajando directamente para Lord Voldemort”, agregó en clara alusión a que Selva ahora labora con Simán.

Simán dice ahora estar listo para dialogar con el gobierno. Sin embargo, desde el primer día que se impuso como presidente de la ANEP dio marcha atrás a las conversaciones y acercamientos que tenía su antecesor, Luis Cardenal. También los mismos diputados afirmaron que llegó a ordenar que se opusieran a todo lo que el gobierno enviara a la Asamblea Legislativa, y ha mantenido una postura intransigente.

Ahora Selva se une a la causa de Simán desde la dirección ejecutiva, luego que la ANEP tuviera en vacía dicha silla desde 2018.