Muchos salvadoreños de mayor edad recuerdan las cien angustiosas horas que vivieron en julio de 1969 por la guerra que el país vivió con Honduras, que muchos denominaron como la “Guerra del fútbol”, ya que la selecta de esa ocasión derrotó a su par hondureña y la eliminó del mundial de 1970.

Sin embargo, el verdadero trasfondo de esa guerra no fue por un partido de fútbol, sino, por la redistribución de tierra que el gobierno hondureño hizo con sus connacionales y por consiguiente, expulsó a los salvadoreños que por varias generaciones vivían de forma legal en Honduras y tenían a su nombre sus propiedades.

Ese fue el verdadero detonante que originó la guerra de las cien horas, que inició un 14 de julio y concluyó cuatro días después, el 18 de julio. Aunque se dice que también pudo haber sido por la captura de 45 soldados salvadoreños que custodiaban dos camiones cargados con armas que serían destinados para un movimiento contrario al gobierno del expresidente hondureño, Oswaldo López Arellano.

Por este motivo, Oswaldo López Arellano ordenó la expulsión de los salvadoreños y que se les quitaran sus tierras. Ese mandato originó una persecución de todos los salvadoreños y que debían de retornar de inmediato a El Salvador.

De forma simultánea en medios de comunicación se comenzó a difundir información donde se evidenció todo el odio que sentían los hondureños contra los salvadoreños: “Salvadoreño… si te crees decente, por decencia abandona Honduras”.

También se agregaban textos: “Guanaco, si eres como la mayoría: Ladrón, borracho, vividor, maleante o rufián, no te queremos en Honduras. Márchate o espera tu castigo guanaco”. “Y si por súplicas de la OEA (Organismo. Encubridor. Agresores) el gobierno acepta guanacos: El pueblo debe rechazarlos”.

En es sentido, se estima que unos 300 mil salvadoreños fueron expulsados de Honduras y que la guerra de las cien horas cobró la vida de más de cuatro mil civiles.

Pero en medio de esas cien horas de guerra que ya forman parte de la información de “Aunque usted no lo crea” de Ripley, que señala ese conflicto como la “Guerra del fútbol”, se cuentan historias heroicas que realizaron soldados salvadoreños al anular objetivos claves en territorio de Honduras, como fue el caso de la Base Aérea de Toncontín y el Aeropuerto de La Mesa, entre otros.

Fueron cuatro días en que los salvadoreños tenían que estar con luz apagada para evitar ser blanco de las bombas que lanzaban los aviones catrachos que lograban burlar las metrallas antiaéreas.

Ahora se cumplen 53 años de la “Guerra del fútbol” y vale la pena echar una mirada al pasado para que no vuelva ocurrir otro conflicto de esa naturaleza.