Son las siete de la mañana y las lluvias de la noche han dejado un remanente brumoso con promesa de frescura en las faldas del volcán de San Salvador; sin embargo, la bruma va desapareciendo poco a poco con el calor del sol y el sonido de los motores que se apretujan en filas en una de las articulaciones viales más importantes del área metropolitana de San Salvador.

A la altura de la intersección del boulevard constitución y la calle al volcán, el trafico matutino contrasta con las imágenes desoladas de las calles que hace apenas unos días atrás podían apreciarse en la cuarentena domiciliar obligatoria, era de esperarse que la apertura económica diera paso a un abarrotamiento de las calles que no se veía desde finales de marzo recién pasado.

El boulevard constitución y su prolongación norte son de gran importancia para el flujo de tráfico del gran San Salvador, pues la vía sirve de interconexión de la capital con el norte, oriente y occidente del país, de ahí que su parque vehicular sea directamente proporcional en términos económicos.

Pero, resulta muy interesante que si bien es cierto una buena parte del comercio formal se ve reactivada a partir de este día, el comercio informal también lo ha hecho, en un pequeño recorrido por la zona se ha podido evidenciar comerciantes en pequeño ofreciendo bolsas para basura, toallas húmedas, malabares, frutas, verduras, pupusas y servicios de carwash, entre otros.

Claramente hay un sector poblacional que se ha visto afectado con el confinamiento por la pandemia y está relacionado directamente con la exclusión social, un fenómeno de larga duración pues el mismo deviene de la fundación misma de la república. Ahora bien, no puede negarse la necesidad y debido a que en este momento no existe una regulación legal estricta sobre el flujo de personas en la calle, se debe de ser consciente de que necesitamos cumplir con las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades de salud por nuestra seguridad, la de nuestras familias y nuestra nación; en otros países alrededor del mundo, la reapertura económica a transfigurado en un incremento en los casos de infección por covid-19 y posteriormente un nuevo cierre de actividades en pro del control sanitario, de forma tal que la población salvadoreña debe de ser garante a través de la responsabilidad social de evitar un futuro aumento de casos y por ende vuelta al confinamiento.

Los detractores del gobierno del presidente Bukele lo han acusado de manejar la pandemia de una forma asistencialista y paternalista; no obstante, no debe perderse de vista que el salvadoreño promedio por cultura tiene la tendencia de infligir las normativas que rigen la convivencia social, dicho en buen salvadoreño: el ciudadano promedio es “vivo o vivian”. A pesar de la crítica de los detractores, las medidas oficialistas hasta el momento han logrado funcionar e incluso han sido aplaudidas a nivel internacional; pero ahora, queda en manos del mismo pueblo salvar al pueblo y dentro de esta lógica solo queda esperar que la historia sea benevolente con nosotros.