El 7 de diciembre es la última fecha para que se puedan transferir fondos al programa, que se asignarán en concepto de contrapartida salvadoreña.

La sesión plenaria del jueves 3 de diciembre cerró sin que los diputados hayan resuelto el problema que ellos mismos crearon para garantizar los fondos que permitirán finalizar el programa FOMILENIO II.

Un par de minutos después de las 4:00 p.m., la referida sesión terminó. Durante la jornada, los legisladores dejaron fuera la discusión para encontrar una salida que permita liberar recursos que se asignarán al FOMILENIO II, el programa conjunto que implementan los gobiernos de El Salvador y de Estados Unidos.

El 7 de diciembre es la última fecha para que se puedan transferir fondos al programa, que se asignarán en concepto de contrapartida salvadoreña. Ese día cierra el período para ejecutar los fondos aportados por el gobierno estadounidense, a través de la Corporación Reto del Milenio (MCC). La idea es que la contrapartida salvadoreña permita finalizar los cinco proyectos que todavía están en ejecución.

El 22 de octubre, el Ministerio de Hacienda (MH) presentó la iniciativa para incluir los $50 millones pendientes de FOMILENIO II en los destinos del préstamo BID 5036 por $250 millones. Los diputados aprobaron esta distribución del dinero y sacaron el dictamen para votar en la plenaria, pero se arrepintieron a última hora.

Luego, el 26 de noviembre, los diputados cambiaron el origen del financiamiento para FOMILENIO II sin consultar ni al Gobierno ni a la misma oficina ejecutora. Eligieron el decreto 640, que ya fue ejecutado y por lo tanto no se puede tomar como base para distribuir fondos, o para asignarlos.

Pero, en lugar de remediar el error, los diputados persistieron en el mismo. No solo dejaron fuera la fuente de ingresos que ellos mismos habían aprobado, que es el préstamo BID 5036, sino que únicamente se tomaron el tiempo para votar a favor de un pronunciamiento público en el que culpan al Gobierno por la no incorporación de los $50 millones.

Así, a cuatro días de que se venza el plazo –y de ellos, nada más dos hábiles–, los diputados vuelven a poner en riesgo la imagen del país a escala internacional, el vínculo entre los Estados Unidos y El Salvador, y la posibilidad de negociar más proyectos similares en el futuro.