Desde que la actual gestión asumió su mandato, entraron dos nuevas plantas de energía fotovoltaica o solar. La primera es Sonsonate Solar, que aporta 10 MW al sistema desde donde las distribuidoras toman energía para proveerla a los hogares.
La segunda es Capella Solar que aporta 100 megavatios (MW) al mismo sistema, pero que tiene la capacidad de generar hasta 140 MW en las óptimas condiciones de luz. También, en octubre 2019, el proyecto Bósforo terminó la Fase III de su plan para montar 10 plantas de energía solar, que aportan 100 MW.
El titular de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones, Manuel Aguilar, explicó que el 80% proviene de una diversidad de fuentes: 8.7% solar, 9.2% biomasa, 27.1% geotermia, 34.8% hidroeléctrica y 0.2% importaciones. El restante 20% proviene de los derivados del petróleo. “Estamos generando lo que necesitamos a un precio bajo”, explicó Aguilar, durante una entrevista de televisión. “Hemos desplazado a los térmicos (derivados del petróleo), hemos desplazado a las importaciones”, añadió el funcionario.
De hecho, ya la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) está exportando los excedentes de energía que produce. Aguilar adelantó que vienen más inversiones para el sector energía. Por ejemplo, el Consejo Nacional de la Energía (CNE) consignó que en el segundo semestre de 2020 se prevé que termine la construcción de una planta solar con capacidad para 9.9 MW, así como cuatro plantas también fotovoltaicas por 6.9 MW y dos de biogás por 1.6 MW.
Además, se prevé que para finales de este año comience operaciones la primera planta que generará energía con la fuerza del viento: el primer proyecto de generación eólica, ubicado en Metapán. Esta planta, llamada Ventus, tendrá la capacidad de generar 54 MW, que se puede comparar con el consumo de más de 50,000 hogares. Las aspas de los molinos de viento ya entraron al país, por lo que ya se puede considerar que su construcción está avanzada.