Después de varias décadas con partidos de izquierda en mayoría y con más poder, ahora el pueblo europeo exige equilibrio.

Las elecciones en la Unión Europea que se consumaron este 9 de junio marcaron un cambio hacia la derecha conservadora, incluso ultra, como resultado de la población del continente pidiendo un balance.

Los casos emblemáticos ocurrieron en Francia, Alemania, Austria y Bélgica, pero la tendencia es general. Así, en las urnas galas, el partido Agrupación Nacional, de Marine LePen obtuvo no menos de un tercio de todos los votos, debilitando al partido que llevó a Emmanuel Macron al poder. Después de confirmar la tendencia, Macron anunció la disolución del Congreso y la convocatoria de las elecciones legislativas se celebrará antes de la fecha original.

La misma sorpresa ocurrió en Alemania, donde los partidos Unión Demócrata Cristiana CDU/CSU y AfD (también conservador) se quedaron con más del 40 % de los votos. Y así se repitieron casos en Austria y en Bélgica, que los analistas no habían anticipado. En Bélgica, por ejemplo, el primer ministro Alexander de Croo, anunció su próxima renuncia debido al resultado electoral.

El partido Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni (también de marcada posición coonservadora) logró un 28 % de los votos y superó el resultado de hace dos años. Finalmente, el Partido Popular Europeo, más el ECR y el ID, todos de centro derecha y más extremos, fueron los que más avanzaron en los escaños del Parlamento Europeo.