Desde siempre los libros han sido considerados como fuentes de conocimiento; sin embargo, a lo largo de la historia han ocurrido prohibiciones o intentos de evitar que los estudiantes tengan acceso a estos por considerarlos atentativos a la moral.

Uno de los primeros conflictos legales de este tipo ocurrió en Estados Unidos en 1857 cuando se condenó a 10 años en la cárcel a un hombre afroamericano por tener en su poder «La cabaña de tío Tom», una obra que trata contra la esclavitud.

En 1922 el Reino Unido prohibió la obra «Ulises» de James Joyce por considerar que tenía referencias sexuales y otros contenidos que eran inapropiados para el público. La obra permaneció prohibida 14 años, hasta 1936.

Siempre en Londres en 1960 estalló una batalla legal contra el escritor DH Lawrence por su obra El amante de Lady Chatterley por «describir escenas sexuales de forma explícita»; sin embargo, el jurado dió la razón al autor años después.

En la actualidad, algunos países continúan ejerciendo las censuras como por ejemplo en China donde en 2020 se prohibieron «Rebelión en la granja» y «1984» de George Orwell.