El aumento de casos de COVID-19 registrado en las últimas semanas en diferentes ciudades de China ha llevado a las autoridades sanitarias a decretar confinamiento total para unas 37 millones de personas, así como otras medidas como cierres parciales para otros lugares.
El gigante asiático ha registrado en la última semana un alza de casos llegando a registrar más de 5,100 casos el martes, la cifra más alta desde el primer brote en la ciudad de Wuhan, lugar donde comenzó la propagación del virus.
En comparación con otros países del mundo la cifra es menor, pero ha alarmado a las autoridades ya que se registra en medio de los esfuerzos por acabar por completo con los brotes y cadenas de transmisión.
Una de las ciudades más afectadas es Shenzhen donde sus 17 millones de habitantes han sido puestos en confinamiento. La situación ha derivado en el cierre temporal de fábricas y otros puestos de trabajo.
El aumento de casos de COVID-19 se comenzó a detectar desde el 6 de marzo en provincias como Shandong, Guangdong y Jilin.
El 80% de los nuevos casos registrados son de la variante ómicron, cuyos síntomas son más leves, pero más difíciles de detectar provocando que su propagación sea mayor.