Con el paso del tiempo, y ante la aparición de más fotografías de la fallecida Marilyn Monroe, surgen más pruebas que no era rubia ni era tonta, y su último amante fue mexicano.

“Una mujer conoce sus límites, pero una mujer inteligente sabe que no tiene ninguno” era parte las irónicas frases de la actriz.

Durante una de sus visitas a tierras mexicanas en 1962, Monroe paseó por las calles del entonces Distrito Federal, Taxco y Acapulco. La actriz se ligó a un veintiañero guionista de cine y «casanova» mexicano.

Durante su estadía en México, este hombre fue el compañero de parrandas y terminó por convertirse en su última gran pasión. Se llamaba José Bolaños. el FBI descubrió que la noche de su muerte, hubo una última llamada con Bolaños, quien murió en 1994 sin revelar jamás el contenido de aquella conversación telefónica.

Por otro lado, una imagen que le dio la vuelta al mundo, en ese año, se la tomó durante una rueda de prensa en un salón del Hotel Continental. Ahí, el fotógrafo Antonio Caballero del periódico Cine Mundial, sentado en primera fila, toma hasta el más mínimo movimiento de la actriz y al descruzar la pierna y al revelar los negativos se descubren un par de detalles, que por tratarse del máximo símbolo sexual de la historia del planeta, adquieren relevancia: el primero, que no usa ropa interior. Y el segundo, “que no es rubia natural”.