Tras los comicios, ambos magistrados, representantes del FMLN y ARENA, respectivamente, sostuvieron que el sistema ha tenido todas las garantías para evitar fraude, pero en sus acciones previas permitieron que el sistema informático fuera deficiente.

Luego de las irregularidades en el proceso electoral, de los insultos contra Nuevas Ideas, el Gobierno y la ciudadanía, además de negarse a una auditoría internacional al sistema, los magistrados Julio Olivo y Guillermo Wellman se vieron presionados para no abrir ningún espacio a un fraude con la intención de modificar los resultados electorales.

Tras los comicios, ambos magistrados, representantes del FMLN y ARENA, respectivamente, sostuvieron que el sistema ha tenido todas las garantías para evitar fraude, pero en sus acciones previas permitieron que el sistema informático fuera deficiente y dieron órdenes a su personal de informática de que no dieran detalles sobre los procesos informáticos que serían usado en los dos simulacros.

Olivo, por su parte, también recurrió en insultos hacia el Presidente Nayib Bukele y contra la misma ciudadanía, quien acudió masivamente a las urnas y exigió de parte del TSE transparencia en el proceso, con una presencia histórica en las mesas de votación para alcaldes y diputados.

El magistrado llegó a llamar “incautos” e “ignorantes” a los salvadoreños que, según él, se dejaron llevar por las denuncias de los partidos y el Gobierno de un intento de fraude electoral en vista de todas las irregularidades en el proceso.

Al mismo tiempo, el Presidente de la República se encargó de señalar todas las inconsistencias que había en el sistema de transmisión de resultados preliminares, que ese organismo colegiado se negaba a resolver.

En tanto, el magistrado Wellman también amenazó con despedir a varios de sus empleados para que no dieran explicaciones sobre las inconsistencias en el sistema.