Nuevamente el Bayern tuvo contra las cuerdas al Real Madrid y pudo aniquilarlo una vez más, pero los merengues parecen condenados a sufrir en la eternidad. No padecen de pavor ni cuando parecen que ya lucen vencidos. Simple y sencillamente la Champions es su torneo fetiche y cuando están dentro nadan como peces en el agua.

Así fue este encuentro, solo que esta vez dominó a su rival que jugó agazapado para tomar ventaja, esperó los momentos cruciales y así cayó el primer gol.

Fue un mazazo para los de Ancelotti cuando mejor jugaban pero los blancos nunca bajaron la guardia. A falta de 13 minutos por jugar los madridistas siguieron atacando y con un renovado cuadro con la incorporación de Brahim, Lucas Modric y un inspirado Joselu se lanzaron con más determinación al ataque.

Fue el centro delantero de las canteras del Madrid que anotó tras un desafortunado rebote de Neuer y luego el otro de un centro del persistente Rudiger. Una noche mágica en el que se vuelve a imponer y que tiene la décima quinta entre ceja y ceja.