En el pasado quedaron los gobiernos que armaban fiestas con prostitutas y festines para los pandilleros dentro de penales, terroristas con quienes pactaron a cambio de réditos electorales.

Para contener eficazmente a las despiadadas pandillas que azotaban a los salvadoreños, el presidente Nayib Bukele ordenó la construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en la zona rural del distrito de Tecoluca, del municipio de San Vicente Sur, en el departamento de San Vicente.

Por décadas las penitenciarías salvadoreñas pasaron a ser las universidades para el crimen y el reino del hampa.

Los criminales tomaron control del sistema de penales y convirtieron estos recintos en verdaderos centros de llamadas desde donde salían más del 90 por ciento de las órdenes de extorsiones y asesinatos. Con la llegada de Bukele terminó el festín.

Las instalaciones del CECOT, son una verdadera fortaleza difícil de escapar, cuentan con enormes muros perimetrales electrificados, rodeado por torres de vigilancia con guardias armados con fusiles, enormes portones con cerrojos eléctricos y un contingente permanente de antimotines.

Nadie puede salir de los pabellones ni para tomar el sol y los reclusos están constantemente monitoreados por sistemas de videovigilancia.

El CECOT está alejado de toda zona urbana y sus contornos están constantemente vigilados por soldados y policías.

En enero del 2023, el Jefe de Estado detalló a la población en cadena nacional de radio y televisión, que el CECOT no es una penitenciaría común ya que es una fortaleza impenetrable con medidas de seguridad extremas a fin de que ningún pandillero vuelva a salir del recinto.

Un mes después el mandatario ordenó el primer traslado de 2 mil pandilleros al CECOT, movilizando a un fuerte contingente de soldados y policías para dar custodia. La capacidad es hasta para 40 mil reos.

La premisa en el CECOT es: El que entra a ese lugar no volverá a salir de prisión a causar más daño a la población honrada.

En el CECOT los pandilleros duermen en catres sin colchones ni frazadas, permanecen con vigilancia 24 horas. Nunca se apagan las luces. No están permitidas las visitas de ningún tipo, no hay acceso a internet y las audiencia judiciales son a distancia desde una sala adentro de las instalaciones.

El Sistema Penitenciario en todo el país ya no da pie a que los reos tengan privilegios, la señal de telefonía celular está bloqueada y nadie tiene la posibilidad de intentar escapar. Los festines y fiestas con prostitutas nunca más tendrán cabida.