El 17 de junio de 1991 fue oficialmente abolido el apartheid, el sistema racial que regía la vida de los sudafricanos y que beneficiaba a una minoría étnica blanca, esta perduró a lo largo de cuatro décadas en las que el mismo fue duramente criticado por la comunidad internacional.

Desde 1948 con la llegada al poder del Partido Nacional (NP), la ley del apartheid clasificaba a las personas por el color de su piel a partir del momento mismo de nacimiento; la misma, era la base fundamental de otra gran cantidad de leyes que promulgaban la desigualdad entre los sudafricanos; que incluían separación educativa, habitacional y recreacional; la prohibición de matrimonio y apareamiento interétnico y en lo político, la subyugación total de la población a una minoría blanca.

El parlamento sudafricano se reunió un día como hoy en una sesión extraordinaria con la intención de votar por la abolición de la última gran ley del apartheid, la comunidad internacional había condenado dichas leyes de segregación y ejercía presión para que las mismas fuesen abolidas, sobre todo EEUU quien había impuesto sanciones económicas sobre Pretoria, ciudad capital de Sudáfrica.

El Proyecto de Ley de Abolición de la Ley sobre la Clasificación de la Población fue aprobado con 89 votos, en detrimento de 38 votos en contra del Partido Conservador y 11 abstenciones.

La abolición del apartheid nos recuerda las razones trascendentales de la defensa de la igualdad de derechos en un mundo en que parece haberse superado tópicos de siglos anteriores, pero que en pleno siglo XXI resurgen constantemente, semanas atrás EEUU se vio envuelto en intensas jornadas de protesta en contra del racismo.