Jude Bellingham se convirtió nuevamente como verdugo del Barca al anotar el gol que significó el triunfo del equipo merengue.

El inglés cuajó un partido de alta calidad moviéndose por toda la cancha con labores defensivas, pero también dirigiendo todo los contrataques del equipo.

En una de esas jugadas se movió como pez en el agua cuando protagonizó el gol en un centro bien fabricado desde la derecha hasta rematar con la pierna izquierda.

Bellingham había decaído en la producción de goles y tras una de sus lesiones también experimentó una disminución en su nivel de juego.

En el clásico tras anotar lo celebró a todos luces y como que habría salido del letargo que lo mantuvo alejado de la meta rival.