La pandemia de COVID-19 trajo desafíos no solo a los sistemas de salud, sino también a las cadenas de producción dentro de la actividad económica. Una de ellas es la agroindustria y nuestro país no estuvo exento. Frente a un escenario lleno de complicaciones dentro y fuera del territorio, el Gobierno constituyó una reserva estratégica de granos básicos. Así, la oferta de alimentos está garantizada para varios meses.

El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) informó que dicha reserva se
constituyó con 58,387.21 toneladas de granos: 50,000 toneladas de maíz, 3,861
toneladas de arroz y 4,525.36 toneladas de frijol. Con estas compras también
elaboraron los paquetes que distribuyó el Gobierno a casi 2 millones de hogares.

El ministro de Agricultura, Pablo Anliker, enfatizó que fue necesario actuar con
anticipación para tener la disponibilidad de alimentos. “El Salvador no tiene la
capacidad de producir el 100% de lo que la población necesita. Hubiésemos
provocado un desabastecimiento al instante, ya que al comprar todo lo que El
Salvador produce, los precios se hubieran elevado de inmediato”, explicó.
Anliker anticipó en la Comisión de Hacienda para explicar el crédito presupuestario por $23.4 millones que utilizó para comprar los granos en diferentes mercados: Estados Unidos, México y proveedores de Centroamérica.

Fue en esas circunstancias que dio los datos acerca de la reserva y de las compras efectuadas. Por ejemplo, El Salvador produce el 80% del maíz que consume, un estimado de 20 millones de quintales en el año. En cuanto al frijol, se cosecha el 85% de todo lo que se necesita, que equivale a más de 2.5 millones de quintales en el año. Luego, en cuanto al arroz, la relación es diferente, pues siete de cada 10 quintales que se consumen, se compran afuera del país.