Con mucha nostalgia el presidente de la República de México, Andrés Manuel López Obrador, en su discurso recordó a su pueblo natal de Tepetitán, del Estado de Tabasco, resaltando que, en el departamento de San Vicente, de El Salvador, también hay un municipio que lleva ese nombre, lo que demuestra que El Salvador y México son dos naciones hermanas desde la época precolombina.

“Tenemos una toponimia compartida de pueblos bautizados con los mismos nombres en México y El Salvador, por lo que sería largo mencionar los pueblos que tienen los mismos nombres. Basta señalar que mi pueblo natal se llama Tepetitán, en Tabasco y aquí en El Salvador es un municipio de San Vicente. Las coincidencias provienen por las oleadas de grupos de habla náhuat que llegaron a Centro América en distintos momentos desde el altiplano y otros por la conquista española”, agregó López Obrador.

Con relación a la conquista española, Andrés Manuel López Obrador explicó que en El Salvador se realizó una batalla con la ayuda de guerreros Mexicas y Tlaxcaltecas, “que por desgracia se vieron obligados en combatir del lado del invasor y por eso se debe el nombre del municipio de Mejicanos, de San Salvador”.

“Nuestros pueblos por tres siglos estuvieron ocupados por la invasión española que diezmó los fundamentos de nuestras culturas y los redujo a una esclavitud, de la cual nos costó liberarnos”, agregó el mandatario mexicano.

En su discurso, Andrés Manuel López Obrador recordó a la poetisa salvadoreña Margarita del Carmen Brannon Vega, mejor conocida como Claudia Lars y también al poeta Roque Antonio Dalton García, mejor conocido como Roque Dalton.

El mandatario mexicano recordó pasajes de la historia salvadoreña, particularmente de la insurrección de líderes indígenas como la que dirigió Anastasio Aquino, dirigente de los “Nonualcos” y luego Feliciano de Jesús Ama Trampa (Feliciano Ama), este último asesinado por órdenes del expresidente Maximiliano Hernández Martínez, en medio de la insurrección que se llevó a cabo en 1932.

Manuel López Obrador dedicó un par de líneas para recordar el martirio de San Monseñor, Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, y el momento histórico de una reunión que en suelo mexicano sostuvieran Agustín Farabundo Martí Rodríguez, de origen salvadoreño y Augusto Nicolás Calderón Sandino, mejor conocido como Augusto César Sandino, cuyos nombres quedaron grabados en la historia de ambas naciones centroamericanas como líderes revolucionarios.