Jair Bolsonaro y Lula da Silva sostuvieron un último debate televisivo antes de la segunda vuelta electoral, programada para el próximo 30 de octubre en el que buscaron sacar ventaja para quedarse con la presidencia.

Ambos contendientes no desaprovecharon la oportunidad para acusarse de mentirosos, corruptos y criminales, en un ambiente que tuvo desde matices irónicos hasta una marcada tensión por los señalamientos de uno y otro.

En una de las intervenciones, Bolsonaro acusó a Lula de “tener un pacto” con el narcotraficante Marcos Camacho, alias Marcola y que incluso estuvo rodeado de traficantes durante un mitin celebrado en
Río de Janeiro.

Lula, en cambio, acusó a Bolsonaro de asociar la criminalidad con la pobreza y cuestionó sus amistades con las milicias y el conocimiento de asociación que tiene de las mafias conformadas por policías en activo y retirados que ejercen controles en las decenas de favelas de Río de Janeiro.