Al elaborar tus propósitos de Año Nuevo, puedes pensar que hacen falta 21 días de repetición de una acción para que se convierta en un hábito. Así que te propones ir al gimnasio durante 21 días, pensando que el día 22 ir al gimnasio te parecerá automático, incluso divertido.

Puede ser desalentador pensar en ir al gimnasio durante todo un año, pero 21 días es factible. Sin embargo, lamentamos desilusionarte, pero esa estimación de 21 días no es cierta.

Según la experta en hábitos y destructora de mitos Wendy Wood, esta falsedad procede de un libro de autoayuda de los años 60 y en realidad describe el tiempo que se tarda en acostumbrarse a la nueva apariencia después de una operación de cirugía plástica.

¿Cuánto tarda en formarse un hábito? Es una pregunta que muchos de nosotros queremos que nos respondan en esos primeros y esforzados días de creación de hábitos. Desgraciadamente, últimas investigaciones demuestran que no existe un número mágico. Entonces, ¿qué se supone que debemos hacer?

Hemos encontrado algunos consejos prácticos basados en la ciencia que pueden ayudarte a conseguirlo más rápidamente:

1. Los hábitos más sencillos se forman más rápido
Por ejemplo, lavarse las manos. Aunque cada persona es diferente, la gente suele adquirir el hábito de lavarse las manos en una o dos semanas, mientras que adquirir el hábito de ir al gimnasio suele llevar meses
Si quieres crear un hábito en torno a la actividad física más rápidamente, considera la posibilidad de probar una forma más rápida de ejercicio —por ejemplo, hacer unos cuantos saltos o sentadillas— y hacerlo cada hora. De este modo, el nuevo hábito se pondrá en piloto automático en menos tiempo.

2. Crea situaciones favorables al hábito
Es común pensar que la formación de hábitos saludables depende de la fuerza de voluntad, pero los investigadores del hábito no recomiendan «obligarse» a crear un hábito. En su lugar, te animamos a que te centres en crear situaciones que favorezcan el hábito, es decir entornos que acaben por «estimular» el comportamiento deseado. Por ejemplo, ver que el reloj digital del cuarto de baño marca las «6:30 a.m.» puede incitarte a cepillarte los dientes si siempre lo has hecho a esa hora.

3. Los hábitos nos hacen menos flexibles
¿Qué significa esto para ti? Los hábitos te harán menos flexible cuando exista una razón válida para cambiar tu comportamiento. De hecho, cierta variabilidad en una rutina puede crear hábitos más duraderos.
Así que ten cuidado con los comportamientos que ejecutas con frecuencia y asegúrate de que quieres que esas cosas se conviertan en habituales. Los comportamientos que podemos considerar «malos hábitos», como comprobar incesantemente el teléfono son igual de susceptibles de convertirse en automáticos y más difíciles de cambiar.

Realiza un seguimiento de tus propósitos
Si ya han pasado 21 días y todavía tienes que anotar un entrenamiento en el calendario para hacerlo realidad, no pierdas la esperanza. No te pasa nada, y el hábito de ir al gimnasio puede estar aún a la vuelta de la esquina.
Los hábitos no son una quimera. Con la repetición, la mayoría de las personas acaban desarrollando rutinas predecibles que son difíciles de desviar.

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