Las ruinas de una panadería que servía como prisión, donde esclavos y burros eran explotados para moler el grano y producir pan, fue descubierta en Pompeya, Italia.

El director del Parque Arqueológico de Pompeya y responsable de las excavaciones, Gabriel Zuchtriegel, indicó que se cree que las hendiduras halladas en el suelo servían para guiar el movimiento de los animales, que se veían obligados a caminar con los ojos vendados durante horas moliendo el grano para hacer pan.

La zona de producción también carecía de puertas y de comunicación con el exterior. La única salida conducía al atrio de la casa, y ni siquiera el establo tenía acceso directo a la calle, como suele ocurrir.

La panadería formaba parte de una vivienda donde los arqueólogos creen que se llevaron a cabo trabajos de renovación justo antes de la erupción del Vesubio. El edificio estaba dividido en una parte residencial, decorada con lujosos frescos, y un taller.

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