El diputado de la fracción legislativa del partido ARENA, arremetió en contra de los salvadoreños que lo critican y aseveró que se trata de “redes de troles” pagados por el gobierno con fondos estatales para allanar su intimidad y su privacidad.

Además, aseguró que mantener a estas redes de troles tiene un costo de “decenas de miles de dólares”, para que se le insulte, difame y calumnie, sin que nadie ponga reparo en detener dicho ataque.

Todo parece apuntar a que la arrogancia del parlamentario lo ha llevado a considerar, que es un personaje con tal importancia como para que el Estado invierta exorbitantes cantidades de dinero en su difamación, esa misma altivez, no le permite ver el amplio descontento popular que la sociedad siente y expresa sobre su persona.

Es difícil de creer que un personaje tan oscuro, señalado por la misma Fiscalía General de la República por financiar y negociar con grupos criminales (elecciones 2014), se jacte públicamente de su honorabilidad y altura moral.

La voluntad popular es clara y todo parece indicar que el diputado Quijano y otros varios de sus compañeros parlamentarios tienen los días contados en la esfera política nacional, la presión y el miedo que generan los próximos comicios 2021 han empezado a hacer mella en la clase política que ocupa el parlamento.