Obras de infraestructura eléctrica o de suministro de agua potable abandonadas por décadas, impedían el desarrollo energético o ponían en riesgo servicios básicos para los salvadoreños, fueron retomadas por el Gobierno del Presidente Nayib Bukele, que no solo las rescató de las ruinas, ahora gracias a su funcionamiento, también impulsan un mayor desarrollo colocando al país como un referente regional.

 

El Salvador está dando pasos agigantados para impulsar la energía eólica en el mercado energético. En los últimos años, y gracias a la gestión visionaria del presidente Nayib Bukele se han logrado avances significativos en el aprovechamiento de este recurso para generar energía limpia y renovable en todo el territorio.

Uno de los aspectos más importantes que ha facilitado este crecimiento son las condiciones geográficas favorables del país, ya que posee terrenos montañosos y fuertes vientos alisios, además, el país posee un recurso eólico abundante que puede aprovecharse de manera efectiva para generar electricidad.

El Gobierno del presidente Bukele está consciente de este potencial y por ello desde el día uno ha estado promoviendo activamente el desarrollo de proyectos de energía eólica en el país, como la Planta Energía del Pacífico, en Acajutla, Sonsonate, que ya está permitiendo la exportación de energía a la región.

El auge de la energía eólica en El Salvador también se ha visto respaldado por un entorno político favorable. En los últimos años, el gobierno ha introducido una variedad de incentivos y medidas regulatorias destinadas a promover la adopción de tecnologías de energía renovable, que no solo han ayudado a reducir el costo de los proyectos de energía eólica, sino que también han creado un clima de inversión más atractivo para las empresas locales y extranjeras.

La energía eólica se ha convertido en un pilar clave de la transición energética de El Salvador. De acuerdo con la Política Energética Nacional del país, el gobierno tiene como objetivo aumentar la participación de las energías renovables en su combinación de electricidad al 70% para 2030.

Sumado a lo anterior, el Gobierno del Presidente Bukele ha retomado proyectos como El Chaparral, considerado un monumento a la corrupción, por años y años de robos millonarios y cero ejecución y que hoy con el nombre 3 de Febrero, es una de las apuestas más acertadas para el desarrollo de la nación.

 

Planta de energía de Acajutla

La Planta Energía del Pacífico, en Acajutla, Sonsonate, es un proyecto millonario que inició operaciones el 23 de mayo de 2022 y ha ayudado a que la matriz energética en el país se diversifique.

Aunque esta obra fue anunciada con bombo y platillo por el gobierno del FMLN, no se ejecutó y se dejó en el olvido. Fue gracias al impulso del gobierno del Presidente Bukele que se retomó y hoy día ha permitido que El Salvador sea líder en la exportación de energía a nivel de la región.

La planta, que funciona a base de gas natural, aportó hasta un 16% del total de energía eléctrica que el país produjo en 2022, y hasta un 29% en 2023.

Energía del Pacífico (EDP) a cargo de la obra, es pionero en esta tecnología con su megaplanta con capacidad para 380 megavatios. Este proyecto energético requirió más de $1,000 millones y representa, hasta el momento, la mayor inversión privada ejecutada en El Salvador.

Otro de los beneficios que la planta ha trasladado a El Salvador es que, desde enero de 2023, se ha convertido en un país exportador de energía eléctrica hacia los demás países de la región centroamericana.

 

El Chaparral, de corrupción a transparencia y eficiencia

La presa El Chaparral, ahora nombrada «3 de Febrero», fue inaugurada 15 años después de que se colocara la primera piedra, en el gobierno de ARENA presidido por el expresidente Elías Antonio Saca (2004-2009) – condenado penalmente por delitos de corrupción – y retomado por el gobierno del FMLN bajo el mando del exmandatario Mauricio Funes (2009-2014), procesado por casos de corrupción y actualmente asilado en Nicaragua.

El expresidente Funes, incluso, es procesado judicialmente por malversación de fondos estatales para la construcción de dicha represa, llamada en su momento El Chaparral.

La construcción de la represa también fue dejado abandonado bajo el Gobierno del expresidente Salvador Sánchez Cerén (2014-2019).

Fue hasta la llegada del presidente Bukele que se retomó la obra, en su momento se pensó en dinamitarla pues fue considerada un monumento a la corrupción, sin embargo, a casi un año de haber iniciado operaciones, es un referente a nivel regional.

La construcción del proyecto incluye la presa, un túnel, cámaras de carga, tubería forzada, subestación y líneas de transmisión. La represa ha permitido mantener los precios de la energía eléctrica.

Bukele indicó que cuando llegó al poder incluso propuso dinamitar el proyecto, pero indicó que decidieron construir la represa y el proyecto se convirtió en un monumento a la “transparencia” y la “eficiencia”.

 

Planta Torogoz, rescate luego de 30 años de abandono

La planta Torogoz fue reinaugurada el 25 de octubre de 2021, tras un proceso de rehabilitación que costó $78 millones y ha permitido incrementar la capacidad de producción.

La planta potabilizadora, ubicada en San Pablo Tacachico, La Libertad, fue construida en 1992, por casi treinta años fue abandonada, sin darle mantenimiento; lo que llevó al colapso de las instalaciones y a correr el riesgo de que miles de hogares del Gran San Salvador no tuvieran acceso a agua potable, ya que la planta operaba con tuberías con óxido y la mayoría de los motores arruinados.

El proyecto de modernización en la Planta consistió en la instalación de 29 motores nuevos y 24 filtros, con lo que se renueva por completo el proceso de potabilización en la bocatoma y en toda la línea de producción. Asimismo, se remodeló y se equipó el laboratorio de control de calidad del agua con equipo de última generación que detecta metales pesados y plaguicidas.

Con las acciones del Gobierno para modernizar la planta se ha logrado el uso más eficiente de la energía, robusteciendo el sistema de producción y aumentando la capacidad de producción de 1.6 a 3.0 metros cúbicos por segundo; beneficiando a más de 1.5 millones de familias del área metropolitana de San Salvador.