El exjugador decide colgar los guantes al fin. No se arrepiente de nada. Asegura que todo lo ha conseguido jugando al fútbol.
Ya no será el tiempo de Iniesta, ni de Xavi. De esa generación, va quedado el argentino Lio Messi, que todavía brilla en el Inter Miami con otros exculés de la vieja guardia.
Lo de Iniesta es de etapas. Tiene 40 años y aunque permanecía activo resiente no tener las facultades de aquel jugador que brilló en el mejor Barcelona de la historia, y que se paseó en el campo avasallando a todo el rival que se le ponía en frente de la mano de Pep Guardiola.
Emocionado tras su despido en Barcelona, Iniesta no pudo contener sus lágrimas pero las derramó de orgullo y emoción y sin una pizca de tristeza.
Por contra, cumplió con todos sus objetivos desde niño: jugar al fútbol. Y lo cumplió de forma maravillosa junto a otros brillantes jugadores al que funcionaron como compadres cercanos.
Resultó para él nada imposible y lo consiguió. Ahora mira de frente y piensa ya en ser un buen entrenador.