Los disturbios rebasaron a las autoridades y el gobernador reconoció que no cuenta con fuerzas suficientes para contener el caos.

Incendio de una comisaría policial en Minneapolis.

La nueva ronda de disturbios se produjo a pesar de que el gobernador, Tim Walz, prometió que el estado mostraría una respuesta más contundente. Pero a primera hora del sábado, Walz reconoció que no tenía suficientes efectivos, aún contado con 500 soldados de la Guardia Nacional. A pesar del toque de queda, incendios ardían sin control y miles de personas protestaban por la muerte de Floyd a manos de la policía.

El gobernador aseguró que movilizará más de 1.000 efectivos, para un total de 1,600, y que está estudiando la posible oferta de la policía militar federal, pero advirtió que incluso esto no podría ser suficiente y que espera otra noche complicada el sábado. El comisionado estatal de Seguridad Pública, John Harrington, prometió una mayor presencia policial y un cambio de táctica “porque esto es intolerable y le pondremos fin”, expresó.

Manifestantes rodean el edificio de la policía.

Los cargos penales presentados contra el policía blanco que inmovilizó a Floyd, afroestadounidense, en el piso poniéndole la rodilla sobre el cuello durante 9 minutos, no lograron calmar los ánimos. Derek Chauvin, de 44 años, fue acusado de asesinato en tercer grado y homicidio involuntario de segundo grado. Chauvin, que fue despedido junto a los otros tres policías presentes en la escena, podría enfrentar una condena de 12 años de cárcel si es hallado culpable de asesinato.