Secretario de Prensa de la Presidencia, Ernesto Sanabria.

El secretario de Prensa de la República, Ernesto Sanabria, este lunes dedicó una columna de opinión en Diario El Salvador, donde hace un recordatorio que a partir de mañana entra en vigencia de forma legal el bitcóin y con cuya moneda virtual se espera que la economía salvadoreña mejore en los próximos meses, ya que va a permitir que se creen más y nuevos negocios.

El funcionario detalla que El Salvador es el primer país del mundo que adopta esa criptomoneda y que se pone a la vanguardia del resto de las naciones, donde sus ciudadanos usan esa moneda, pero sus gobernantes aún no la han acuñado para hacerla de curso legal.

En ese sentido Sanabria dice que: Mañana no es un día más del calendario y mucho menos en nuestra historia. De manera oficial y con todo el revestimiento de legitimidad, el bitcóin llega para ser una moneda de curso legal y nos convertimos en el único país del mundo que adopta esta criptodivisa como una opción más para la economía salvadoreña, golpeada por décadas de malas decisiones y que hoy, con el vanguardismo del presidente Nayib Bukele, le damos la bienvenida al futuro.

Ya en una columna de opinión de junio pasado hacía alusión de que esta decisión es una clara apuesta al futuro. Tenemos claro, como Gobierno de El Salvador, que solo hay dos formas de hacer las cosas: o seguimos con el anacronismo y la manera lineal de desarrollar al país, que no nos llevó a nada en más de 30 años, o creemos en la forma disruptiva de hacer las cosas y de ver hacia adelante, acorde a las aspiraciones de los salvadoreños y las dinámicas de cambio de nuestro país.

Así, hoy quiero disipar temores y explicar cómo los mismos sectores que no comprenden el proceso de transformación de El Salvador están provocando dudas sobre el bitcóin. Es lógico que lo nuevo genere dudas, algo natural del ser humano, pero no es justo ni correcto que un grupúsculo privilegiado salpique de miedo a los salvadoreños.

Por ello, recordemos que este es su viejo manual con sus arcaicas campañas de miedo que ya nadie cree y que surgen de estrategas caídos en desdicha.

El presidente Bukele ha sido enfático en que será algo optativo y no hay obligatoriedad en su uso, por lo que es ilógico y absurdo el recelo de unos pocos al hacer creer que la economía colapsará, que se viene una inflación galopante y una inestabilidad política y social por la entrada en vigencia de la criptodivisa. Esto es típico de los agoreros del caos y de la desesperación, que nunca han hecho algo por nuestro país.

El bitcóin, contrario a la dolarización hace más de 20 años, es una alternativa racional ante la falta de una política monetaria heredada por ARENA y el FMLN. Reducirá los costos del envío de remesas, el cobro de comisiones (más de $400 millones, según proyecciones y cálculos del Banco Central de Reserva), dinamizará aún más la economía junto con la inclusión financiera, dinamizará el turismo y la posibilidad de que el país pueda desarrollar nuevos mercados y abrirse a las demandas de los nuevos gigantes de la industria, más del lado de la tecnología que de rubros tradicionales. Es ahí el llanto de unos pocos.

Al salvadoreño, que con su esfuerzo empuja que este país salga adelante, le recuerdo que no debe tener ningún miedo y que poco a poco irá comprendiendo y utilizando esta criptodivisa. Iremos aprendiendo de la mano con el Gobierno y tengamos, todos, la seguridad de que no habrá fraudes o arbitrariedades.

Lo que tendremos a partir de mañana es como cuando se instauraron las transferencias electrónicas de la banca tradicional, donde no se ve el dinero, pero tienen toda la validez y confianza: al principio había dudas, pero hoy es un tema de costumbres y pragmatismos, donde nadie duda. Por lo que hoy hay que quitarse las vendas de los ojos y recordar que cada una de las decisiones del presidente Bukele son para sacar adelante a El Salvador.

Son este tipo de políticas las que necesita El Salvador, con audacia, modernismo y vanguardismo para dar respuesta, por fin, al clamor que por años fue desatendido para colocar al terruño en el contexto global. ¡Bienvenidos al futuro!