Diferentes estudios han revelado los ingredientes que se mezclaban en los edificios construidos por los ingenieros, albañiles romanos, mayas y de otras civilizaciones antiguas y que son los responsables de que se hayan conservado durante milenios.
Dentro de la sorprendente lista de ingredientes se encuentran elementos como corteza de árbol, ceniza volcánica, arroz, extractos de frutas, leche, cuajada de queso, cerveza e incluso estiércol y orina.

Según los estudios, estos ingredientes podrían ser la razón para que las antiguas construcciones se fortalezcan con el tiempo y «curen» sus grietas cuando se forman.
El catedrático de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Granada (UGR), Carlos Rodríguez, destacó que «las construcciones mayas presentan en la actualidad un estado de conservación excelente».

Con estos estudios, los científicos también comprobaron que mientras los edificios de civilizaciones antiguas se han conservado durante milenios, el hormigón moderno tiene una vida útil de solo entre 50 y 100 años.
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