La tradición milenaria de colocar un pesebre para conmemorar el nacimiento del Niño Jesús, sigue vigente en diversos países y en El Salvador, gracias a la creatividad e ingenio de sus artesanos, se caracteriza por incluir personajes propios de la cotidianidad de la gente.
Desde antes de Navidad, miles de salvadoreños visitan los mercados o puestos artesanales para conseguir a José, María, el buey y la mula y decorar sus hogares con su tradicional nacimiento.
Estas figuras son elaboradas en cientos de diversas formas y tamaños en el pintoresco pueblo de Ilobasco, en Cabañas, cuna de las figuras en barro en El Salvador,
La fabricación del muñeco de barro empezó a mediados del siglo XIX con la elaboración de los llamados misterios o nacimientos del Niño Jesús.
En sus inicios, los artesanos solamente incluían a los personajes bíblicos a los que sumaron los tres Reyes Magos, pero poco a poco empezaron a incorporar todo tipo de personajes.
A José, María, el buey y la mula, se les han ido agregando todo tipo de figuras que dan un toque colorido y hasta divertido a los pesebres salvadoreños.
Animalitos propios de la campiña salvadoreña como gallinas, pavos, pericos y hasta chuchos adornan los caminos de aserrín y los ríos de papel aluminio.
Más tarde, también sumaron a salvadoreños de a pie, como el albañil, la enfermera, el policía, el músico y hasta el borracho.
Luego, se han ido colocando la más diversa cantidad de personajes que le dan un toque propio a nuestros misterios. Desde figuras mitológicas como el Cipitío, la Siguanaba o el Cura sin Cabeza, hasta aquellos sacados de la televisión como el Chavo del 8 o la Chilindrina, hasta la Tenchis.
Esta incorporación de actores propios de nuestra cultura e idiosincrasia, han convertido a los nacimientos en verdaderas obras de arte y admiración para quienes las exponen y aunque la tradición católica se ha ido perdiendo, todavía es posible disfrutarla en algunos hogares salvadoreños.
Tradición milenaria
La historia de los pesebres se remonta a la Navidad de 1223 cuando San Francisco de Asís colocó la primera representación del nacimiento de Jesús en el pueblo de Greccio, Italia.
En esa primera oportunidad, el santo colocó un buey y un asno reales y convocó a una pareja del pueblo para hacer una representación viviente. Con el tiempo, las figuras reales fueron reemplazadas por esculturas de madera y cera.
Según el sitio Wikipedia, la primera fábrica de pesebres navideños se fundó en París en 1465 y fueron los misioneros quienes llevaron la tradición de los pesebres a América, donde se incorporaron especies vegetales y animales locales.
En el caso de El Salvador, Ilobasco, es la cuna de los animalitos y figuras de barro y es gracias al ingenio de sus artesanos y a la divertida demanda local que a los nacimientos se han ido incorporando todo tipo de personajes locales, mitológicos y hasta televisivos.